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Identidad en las redes sociales

Aquí hay un video sobre la identidad virtual en las redes sociales, que puede ilustrar el eclectisismo de nuestro "Yo" dentro de una cibercomunidad.

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Identidad Virtual: Definición

En la búsqueda del concepto de Identidad virtual encontramos dos líneas distintas: 

La primera es la que ya hemos definido en artículos anteriores, en la cuál la identidad virtual es vista como una construcción social expuesta a través de medios digitales. En éste caso nosotros (como usuarios de Internet) tenemos la posibilidad de elegir que aspectos queremos visibilizar en dicha identidad, para interrelacionarnos a partir de ella con otros individuos.

La segunda línea explica lo virtual como un espacio conceptual, que no necesariamente se materializa y por ende no necesita ser mediado. Pierre Lévy da una metáfora que puede ayudar a entender éste concepto: Tenemos una semilla (tangible, parte física) que algún día se convertirá en árbol. Éste árbol vendría a ser la parte virtual de la semilla, el ideal en el cuál se va a convertir, pero que aún existe sólo como una idea, una posibilidad intangible.

Según ésta última posición, la identidad virtual podría entenderse como el ideal que tenemos nosotros mismos de lo que queremos ser, cómo nos queremos ver, qué querríamos saber hacer, etc. Estos ideales pueden materializarse por algún medio digital o no, ya que lo virtual no depende del aparato sino del concepto o la idea que está detrás.

Si tomamos como punto de partida el concepto de virtual antes expuesto, podríamos indicar que el espacio de identidad "mediada" queda vacío, ya que la identidad virtual no correspondería precisamente a la identidad expresada en algún medio digital.

Éste vacío podría llenarse con otro concepto: Identidad digital (elegimos la definición de Danah Boyd paraéste concepto). Es algo similar al primer concepto de identidad virtual planteado al inicio de éste escrito (una construcción social hecha a través de medios digitales)... lo que lo diferencia es que considera que no es lo virtual sino lo digital lo que determina si una identidad esta "mediada".

Los tres conceptos planteados corresponden a las conclusiones de nuestra investigación sobre ¿Qué es la identidad virtual? Existen una gran cantidad de conceptos (identidad, virtualización, digital, virtualidad, social, construcción. etc.) que han girado en torno a estos 3 y que han permitido que lleguemos hasta ellos., algunos están planteados en los textos que ya hemos publicado. Sin embargo, a modo de cierre quisimos compartir lo que en escencia fueron los principales resultados de nuestro abordaje teórico.

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Construyendo la identidad virtual (parte 2)

En esta segunda entrega pasaremos al proceso de construcción de la identidad por medio de los recursos socio-técnicos.

Primero hay que tener en cuenta que el hecho de que una identidad virtual exista dentro de un medio que la descorporaliza (como la computadora), no significa que ésta se cree en un vacío social o cultural. Es necesario que creemos contextos de inteligibilidad, códigos compartidos, para que sea posible la comunicación y el intercambio de información tenga sentido para la gente.

Cuando se diseña un sitio web, un chat, una red social, etc., se piensa inevitablemente en el público al que va dirigido, en cómo éste ha utilizado sitios similares anteriormente y en cuál es el bagaje cultural que existe en torno a un recurso. Por ejemplo, nuestra forma de usar un blog puede ser la pauta para que los diseñadores modifiquen el programa y lo mejoren. Esta forma de utilizar el medio (el blog) determina parte de mi identidad, de mis preferencias, de la cultura en la que estoy inmersa, de mis necesidades reales y virtuales.

Los autores explican que el internet nos crea expectativas "en relación con nuestra noción de persona, alimenta una serie de utopías relacionadas con la posibilidad de ser “otro”, de habitar diferentes identidades". Estas expectativas intervienen en la forma en la que nos apropiamos de los recursos sociotécnicos para interactuar socialmente y para presentarnos a nosotros mismos en el ciberespacio.

En cada sitio de la red decidimos cuál va a ser nuestra imagen, ya que por medio de ésta es la única forma en la que existimos en la red: elegimos un "nickname", una forma de comportarnos en cada espacio particular (no es lo mismo introducir nuestros datos en alguna base para conseguir empleo que nuestra forma de ser en el messenger), una fotografía (o la ausencia de ella), una serie de datos personales (falsos o no), etc.

Por ejemplo en una página web de citas los usuarios muestran "una personalidad construida a partir de categorías y atributos sociales estandarizados con los cuales modela su presentación online, creando una imagen que lo representa".

Por último, es relevante mencionar que nuestras identidades virtuales se construyen partiendo de nuestras identidades offline, utilizando estas últimas como un referente externo al medio de comunicación. El vínculo entre ambas identidades es inevitable... no podemos olvidar que ambas identidades son mías, ambas verdaderas, ambas son determinadas por mis características personales y por mis interacciones con los demás.

Agrego que de la misma forma en que la identidad "real" (en nuestro entorno físico) se va modificando constantemente, la identidad virtual evoluciona, se modifica con cada intervención que hacemos en la red, varía conforme nosotros variamos, porque aunque no sea tangible es real.

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Construyendo la identidad virtual (parte 1)


En esta entrada y la siguiente explicaré algunas de las formas en las que construimos nuestras identidades virtuales, a partir de distintos recursos que ofrece actualmente la red, y cómo estas nuevas identidades actúan en el ciberespacio. Para esto tomaré como referencia principal el artículo "Estrategias de representación y simulación en el ciberespacio" escrito por Francesc Núñez, Elisenda Ardèvol, Agnès Vayreda en el 2004. Ellos son miembros de Gircom (Grup Interdisciplinari de Recerca en Comunitats Virtuals).

En esta primera parte comenzaré citando algunos conceptos claves que se establecen en el artículo, para explicar cuál es la perspectiva que brindan sus autores.

El primero es el concepto de identidad, considerada como "una práctica social, el resultado dinámico de una acción performativa que tiene lugar en la interacción". En esta perspectiva, la identidad es formada por nuestra manera de interactuar socialmente, nuestras prácticas cotidianas, lo que hacemos y comunicamos.

Pensar en la identidad como algo construido socialmente, desde mi aporte personal hacia un colectivo, evita el etnocentrismo que nos hace creer que nuestra forma de percibir al otro define su identidad. Además nos permite prescindir de explicaciones de la identidad que se acercan más a una descripción psicológica del Yo interior, que no nos funcionan para comprender las relaciones sociales virtuales.

A partir de esta perspectiva de identidad podemos ahondar en el concepto específico de identidad virtual concebida "como algo que se construye en el ciberespacio a partir de acciones comunicativas."

Según los autores no es necesario conocer al sujeto que se esconde tras una identidad online, ni contrastar si su actuación es fiel a su vida offline, o si la información que emite sobre sí mismo es verídica o auténtica, ya que lo importante es el efecto de su actuación en el conjunto de interacciones; la identidad es algo que se construye y se mantiene en la interacción social.

Es decir, no importa en cuantos sitios web, blogs, redes sociales, chats, etc., participemos, porque no tendremos una identidad virtual en cada uno de esos espacios. El ciberespacio es un área de interacción en el que nuestra identidad es una sola, que se comporta de distintas formas dependiendo del contexto y de lo que yo quiera mostrar en cada uno de los espacios en los que participo. En éste caso la identidad virtual se comporta similar a la identidad "física" (por llamarla de alguna manera), pero no hay que obviar las contundentes diferencias de relacionarse de forma mediada, a través de recursos sociotécnicos, en oposición a hacerlo en forma física.

Cualquier participación que realicemos en algún espacio electrónico (por ejemplo los chats), está condicionada por el diseño gráfico, tecnológico y textual que indica lo que podemos hacer o no en Internet.

"Cada programa canaliza el conjunto de acciones que un usuario puede realizar y estas acciones tienen implicaciones sociales, aunque estas no estén siempre previstas por el sistema o por el usuario." Nuestra forma de comunicarnos (amable, cortante, irritante, insistente, esporádica, etc.) va a sucitar una reacción y una posterior acción en el otro. La forma en la que voy a interactuar con los demás, inclusive con la computadora o con programas, va a estar delimitada por las posibilidades que me ofrezca el medio: la velocidad del computador, el acceso o no a Internet, los sitios en los que navego, los programas que utilizo y su configuración, la facilidad con que manejo la tecnología, las personas que elijo para interactuar, etc.

Es interesante analizar que cada espacio sociotécnico requiere que adoptemos una identidad virtual, ya sea utilizando nuestros datos reales o no. Como usuarios de cualquier red social, chat, blog, etc., estamos obligados a introducir una serie de datos personales que conforman un perfil que fungirá como nuestra identidad en dicho medio, y además como parte de el total de nuestra identidad virtual.

"El recurso tecnológico “mezcla” dispositivos técnicos (el acceso al chat necesita de un código específico) con elementos textuales que son discursivos y que nos remiten a nuestro mundo social (nombre, sexo, edad, profesión, aficiones, etc.)", configurando el concepto de recursos sociotécnicos de la comunicación electrónica.

La siguiente entrada será publicada la próxima semana y en ella ahondaremos en ¿Cómo construímos nuestra identidad a partir de los recursos socio técnicos? y ¿Cómo se desarrollan las interacciones sociales a partir de estas identidades?

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Identidad y cómo la podemos abordar...

Con las entradas pasadas, observamos que el uso de las computadoras, por parte de los jóvenes, forman una parte fundamental en la construcción de su identidad, pero ¿Qué es identidad?, ¿Cómo la podemos abordar? ¿Cuáles son los aspectos que tenemos que tener claros para entender este concepto?

Existen muchas nociones sobre el concepto de identidad. Con frecuencia, la identidad se refiere por lo menos a dos aspectos diferentes de la persona: primero a la internalización del “yo” y segundo a la proyección de ese “yo” internalizado. Muchos investigadores han construido esta distinción de varias maneras. Lo importante aquí es destacar que lo que la gente produce o transmite a los demás, no es necesariamente igual a la percepción interna que se tiene de uno mismo.

Danah Boyd (2002) nos dice que para observar la identidad debemos acercarnos a la dualidad del concepto mediante dos categorías: la identidad interna y la identidad social.

La IDENTIDAD INTERNA vendría a ser, para la autora, la auto-percepción del individuo en relación con sus experiencias y el mundo en el que vive. Ésta auto- percepción no se manifiesta únicamente internamente, porque el individuo ésta inmerso en un contexto determinado en el cual se proyecta. En ésta auto-percepción interna, el individuo, realiza una reflexión de su sociedad y de sus experiencias que evalúan ese proceso de internalización. La historia, la experiencia y la interacción proporcionan el modelo por el cual los individuos pueden dar sentido a los aspectos físicos, psicológicos, filosóficos y morales de su identidad. La identidad de una persona, por lo tanto, no se basa simplemente en las características que se escriben en su físico, su historia, su personalidad, etc. o las circunstancias en que se nace, sino en cómo el individuo reacciona ante estas experiencias y las internaliza. (Boyd, 2002: 21)

Uno de los puntos importantes de la identidad interna se da cuando las personas INTERACTUAN con otras. Los individuos transmiten aspectos de sí mismos a través de un conjunto de señales que otros deben aprender a leer y evaluar. (Boyd, 2002: 21)

Mientras que la identidad interna es totalmente construida y mantenida por el individuo, la identidad social se percibe en el exterior, apoyándose no en la intención de la representación del individuo, si no en la expresión y la percepción efectiva de esa representación.

Si bien la IDENTIDAD SOCIAL surge de la propia identidad interna, su manifestación se lee a través de la estructura de transporte y de la situación en la cual se transmite esa identidad. El medio en que el individuo esté, juega un papel crucial en la producción y la percepción de la identidad social.

Estas dos formaciones del yo no actúan solas, sino que la identidad social y la identidad interna están en constante interacción. La versión pública del “yo” se ve afectada por la versión de cómo interiorizamos el “yo” que a su vez se desarrolla sobre la base de las experiencias que tenemos. Cuanto más desafíen nuestras experiencias la noción del “yo”, en relación con la sociedad, más impactan nuestra identidad. Las personas notan quienes son en relación con los individuos que las rodean, particularmente cuando observan las diferencias que tienen con estos. Es por eso que la gente está muy consciente de su posición en relación con las normas sociales.

La identidad social es lo que los individuos utilizan para interactuar y relacionarse con los demás. Sin embargo, es en la identidad interna donde el individuo se está comparando constantemente con otros un entorno social. Con el fin de socializar, las personas toman aspectos específicos de su identidad interior, las proyectan en su identidad social y la utilizan para construir una representación de ellos mismos que les permiten negociar aspectos sociales.

Fuente: Boyd, Danah 2002. FACED ID/ENTITY: Managing representation in a digital world. Partial Fulfillment of the requirements for the degree of Master of Science in Media arts and Sciences at the Massachusetts Institute of Tecnology. September 2002

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Segundo caso: Sergio

Sergio tiene 15 años. Proviene de una familia con dinero. Se ve como un creativo, un artista, un individualista. Entre los 6 y 7 años vivió en un lugar que describe como “suburbio ordinario” donde, si alguien tenía una bicicleta con tres velocidades, todos la querían tener, pero él no. Esto lo definió de alguna manera. La familia no se parecía a todas las demás, sobre todo el papá, no era “de esos que se iban al jardín a enseñar a tirar la pelota”. Era profesor universitario y luego paso a dirigir un centro de cine. En la casa se pasaban películas y muchos universitarios llegaban a verlas, tomar y a conversar. A él le gustaba mucho, se preguntaba que estaban haciendo. Odia la idea de ser típico, (dice que su padre era típico y pero en la universidad se reveló). Actúa en un teatro infantil. La madre es el orden para él. Le gusta el orden pero no es ordenado al igual que el papá.

Con la computadora, lo que le gusto, fue que el le podía dar órdenes y eso le llamó la atención porque halló la manera de ejercer control. Esta idea la encontró también en los juguetes (carros, títeres de fabricación casera), aunque había una clase de juguetes que eran amenazadores para él, eran los juguetes menos pasivos. Esto porque, por ejemplo con un robot que le dieron cuando era niño, lo odiaba porque hacia cosas que no estaban previstas para él (caminar, encender luces, etc.) Y cuando se le gastaban las baterías caminaba pero el no sabía cuando, en fin, él no sabía cuando el robot iba a hacer alguna cosa y eso lo frustraba hasta el punto de tirarlo y destruirlo. No le gustaban los juguetes con pila. No le gustaban las máquinas porque pensaba que si hacía algo mal se podían romper e iba a ser su culpa, algo así le pasó cuando vio por primera vez la máquina de escribir de su papá.

Utilizó el mismo programa que Débora. Rechazaba las prácticas ordenadas de programación por computadora, aunque sabía que si las ignoraba sufriría inconvenientes. No tomaba notas y si lo hacía las perdía. El producía, en sus figuras, movimientos salvajes, descontrolables y en lo posible inexplicables. Él quería que la máquina sea impredecible. Concibe a las computadoras como perfectas, porque, cuando uno las maneja, se sabe muy bien lo que van a hacer y por eso le gustaba pensar como hacer cosas que no parecieran tan perfectas. Dice que las personas no son perfectas y que esa es la diferencia con las computadoras. Le atrae la computadora en la medida que le puede dar órdenes.

Lo que odia de las computadoras es que, al ser perfectas, puedan constituir una amenaza a la imperfección de las personas y que puedan reducir la diversidad de la gente. Lo que le gustó de las computadoras fue que podía hacer cosas por el mismo, cosas que nadie ha hecho.

Turkle, nos dice que Sergio usó la computadora, no para “jugar con lo que no era”, si no para externalizar lo que sentía que era, una persona caótica. (Turkle, 1984: 153) Expresó su identidad llevando su desorden a la pantalla de la computadora. Formó una ideología de lo que es ser una persona, a partir de su experiencia rehúsa a que le dicten órdenes (aunque de cierto modo le gusta), no es predecible, es emocional, no es perfecto, es un ser no computadora.

Sergio llega con una manera emocional conflictiva, necesita incorporar su propio desorden a la situación y desaparecer la sensación de que la computadora es autónoma.

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El primer caso: Débora

Mi nombre es Débora, tengo trece años y uso la computadora desde que tengo 11 años. Vengo de una familia con poco dinero, pero que me consciente mucho. Mii familia y mis amigos me hacen simpre las cosas, es algo que siempre han hecho por mi, compran mis cosas por mi. Cuando era bebé fui muy enfermiza, por eso siempre me vieron como alguien que no podía hacer mis propias cosas.

Débora desarrolló una baja autoestima se veía a si misma como alguien enferma, débil, mala (hacía muchas travesuras) y gorda. Tenía una escaza percepción de sus propios límites y ninguna confianza de decir que No, de ejercer control.

Siempre me gustó mucho dibujar, y la gente me decía que era buena. Cuando llegaron a mi vida las computadoras empecé a aprender a realizar gráficos en la compu. Pero me asustaba porque sentía que era una nueva gran fuente de poder que no era liberadora sino amenazadora. Por eso tuve que crear un ambiente donde me sintiera segura, controlando varias cosas del programa (como por ejemplo diseñar imágenes en pantalla y hacerlas girar). Empecé a dibujar flores, conejos, etc., y así me encontré en un mundo donde por primera vez, con algo tan simple, podía ejercer control y explorar mi creatividad.

La adolescente pasó de ver la computadora como algo incontrolable a algo que ella podía controlar, examinar, analizar, manipular. Aunque cuando le salía un mensaje de error ella lloraba porque sentía que la computadora le estaba gritando. Con la computadora empezó a ver sus problemas en términos de DOMINIO, porque antes sólo veía que las cosas eran así por naturaleza, hay gente mala y gente buena y ella era mala,. Cuando ya no tuvo acceso a la computadora lo sustituyo por el dibujo pero ve con melancolía lo que hacía con la computadora.

Turkle, en está experiencia, nos expone el poder de atracción de la computadora, la cuál nos ofrece una combinación única de estar solo y al mismo tiempo de no estarlo. Débora, por ejemplo, utilizó la computadora para construir un ambiente seguro que le permitiera experimentar con algo nuevo, una experiencia para pensar.

La autora nos dice que Débora “utilizó la computadora como un medio emocional para “jugar con el otro aspecto”, con un pequeño mundo de control y limitaciones. Lo que obtuvo de la experiencia fue que al ponerse restricciones, se coloco en posición de experimentar la vivencia de ejercer un grado de dominio mayor que el que había conocido nunca (la adoslecente no podía decir que No, y llego al punto de sertir que no tenía control sobre su vida). Su experiencia no la convirtió en “otra persona”, pero logró que sintiera cómo es ser “la otra clase de persona”que ella veía y así aprendió a incorporar algunos de sus modos de ser en la computadora, en su vida cotidiana. (Turkle, 1984: 153)

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Identidad Virtual... en construcción

Parte importante de la construcción de los conceptos de identidad y virtualización (fundamentales en éste blog), es hacer una reflexión profunda de cómo nace la relación de estos conceptos. Para esto, creo que es necesario irnos un poco atrás y ver las primeras concepciones de lo que hace la relación entre personas, computadoras e Internet.


Para tal cometido, en las próximas 3 entradas presentaremos una parte del trabajo de Sherry Turkle, en su libro “The second self: computers and the human spirit”, que tuvo su primera edición en 1984. 

La autora realiza una investigación sobre la computadora (en su época), en términos de  lo que ella llama  su “segunda naturaleza”. Esto significa verla “como un objeto evocativo, un objeto que fascina, trastorna la ecuanimidad y provoca la reflexión” (Turkle, 1984:21), y no reducirla a su condición natural de artefacto analítico.

Para ello, realiza un estudio de la “cultura en gestación” investigando cómo se incorporaban  las computadoras al proceso de crecimiento de niños y jóvenes y qué llegaban a significar para los distintos tipos de personas. 

En este proceso se encontró con  3 etapas: La primera es la Metafísica, donde niños muy pequeños se encontraron con la computadora y se interesaron en conocer si las máquinas piensan, sienten y/o están vivas; los niños no deseaban filosofar, si no ganar en los juegos que habían en las computadoras. La segunda etapa es de Dominio, que es cuando niños más grandes empezaron a dominar las computadoras a través de la programación. La última etapa analiza cuando en la “adolescencia” la experiencia se polariza en torno a la Identidad.

Esta tercera etapa es la que nos interesa desarrollar, por que arroja aspectos teóricos para el análisis de la construcción de identidad en los jóvenes. 

Turkle explica que las computadoras se relacionan con la integración del “adolescente” a la  autodefinición y autocreación, dejando de lado su carácter de máquina.

Los resultados de esta etapa se esbozan en el análisis de “adolescentes” que utilizaron la programación por computadora, y ciertas plataformas para crear imágenes.

En las siguientes entradas vamos a exponer dos de los casos más llamativos, expuestos por Turkle en el capítulo “Adolescencia e identidad: el descubrimiento de uno mismo en la computadora” para observar sus opiniones y al final realizar una reflexión en cuanto al tema.


Fuente: Turkle, Sherry (1984) “El segundo Yo: las computadoras y el espíritu humano” Ediciones Galápago.

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