El primer caso: Débora

Mi nombre es Débora, tengo trece años y uso la computadora desde que tengo 11 años. Vengo de una familia con poco dinero, pero que me consciente mucho. Mii familia y mis amigos me hacen simpre las cosas, es algo que siempre han hecho por mi, compran mis cosas por mi. Cuando era bebé fui muy enfermiza, por eso siempre me vieron como alguien que no podía hacer mis propias cosas.

Débora desarrolló una baja autoestima se veía a si misma como alguien enferma, débil, mala (hacía muchas travesuras) y gorda. Tenía una escaza percepción de sus propios límites y ninguna confianza de decir que No, de ejercer control.

Siempre me gustó mucho dibujar, y la gente me decía que era buena. Cuando llegaron a mi vida las computadoras empecé a aprender a realizar gráficos en la compu. Pero me asustaba porque sentía que era una nueva gran fuente de poder que no era liberadora sino amenazadora. Por eso tuve que crear un ambiente donde me sintiera segura, controlando varias cosas del programa (como por ejemplo diseñar imágenes en pantalla y hacerlas girar). Empecé a dibujar flores, conejos, etc., y así me encontré en un mundo donde por primera vez, con algo tan simple, podía ejercer control y explorar mi creatividad.

La adolescente pasó de ver la computadora como algo incontrolable a algo que ella podía controlar, examinar, analizar, manipular. Aunque cuando le salía un mensaje de error ella lloraba porque sentía que la computadora le estaba gritando. Con la computadora empezó a ver sus problemas en términos de DOMINIO, porque antes sólo veía que las cosas eran así por naturaleza, hay gente mala y gente buena y ella era mala,. Cuando ya no tuvo acceso a la computadora lo sustituyo por el dibujo pero ve con melancolía lo que hacía con la computadora.

Turkle, en está experiencia, nos expone el poder de atracción de la computadora, la cuál nos ofrece una combinación única de estar solo y al mismo tiempo de no estarlo. Débora, por ejemplo, utilizó la computadora para construir un ambiente seguro que le permitiera experimentar con algo nuevo, una experiencia para pensar.

La autora nos dice que Débora “utilizó la computadora como un medio emocional para “jugar con el otro aspecto”, con un pequeño mundo de control y limitaciones. Lo que obtuvo de la experiencia fue que al ponerse restricciones, se coloco en posición de experimentar la vivencia de ejercer un grado de dominio mayor que el que había conocido nunca (la adoslecente no podía decir que No, y llego al punto de sertir que no tenía control sobre su vida). Su experiencia no la convirtió en “otra persona”, pero logró que sintiera cómo es ser “la otra clase de persona”que ella veía y así aprendió a incorporar algunos de sus modos de ser en la computadora, en su vida cotidiana. (Turkle, 1984: 153)

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2 Response to "El primer caso: Débora"

  1. AdriB says:
    15 de octubre de 2010, 16:48

    Realmente es interesante la connotación de compañía que le impregna Turkle a la computadora a partir de la experiencia con Debora. Si bien es un aparato muchas veces es una gran compañía para poblaciones adolecentes, que se encuentran en un momento de transición integrándose a la sociedad como adultos, pero también cada día toma más fuerza para poblaciones adultas mayores que muchas veces deben de luchas por permanecer en esa vida de sociedad adulta en la cual han vivido desde la adolescencia. No es casualidad que recientemente estén surgiendo iniciativas como Memoro, un portal dedicado a personas nacidas antes de 1940 que desean transmitir sus historias y experiencias de vida, siendo este medio un espacio donde puede interactuar y reafirmar las identidades de cada quien mediantes los medios electrónicos e internet.

  2. AdriB says:
    15 de octubre de 2010, 16:49

    dirección donde lo pueden chequear:

    http://plenaidentidad.com/adultos-mayores-e-internet/

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